28 diciembre, 2006

Quinta Parte

Faltando 18 días para la toma de posesión de su cargo de Felipe Calderón, la revista Siempre! en su editorial principal reproduce un análisis elaborado por José Fonseca en el cual se resumen las consecuencias que tuvieron para México el ascenso de la derecha y su inseparable ultraderecha al poder en México:

A 18 días de que termine un sexenio salpicado de extravagancias, pero también de imperdonables omisiones en el ejercicio del poder, quizá sea el momento para dejar de ver al pasado y preocuparnos por el futuro inmediato.

El futuro de un nuevo gobierno, de un nuevo presidente de la República, está a la vuelta de la esquina, con toda la carga de inconsecuencias y amenazas.

El presidente Vicente Fox recibió un país en calma, con la suficiente calma como para permitir por primera vez en nuestra historia una alternancia pacífica y ordenada del poder.

El 1 de diciembre de 2000 la República veía con optimismo su futuro. Primero, porque la transición del poder se había dado pacífica y ordenadamente.

El presidente Fox recibió un país políticamente unido, nada más grave que las naturales diferencias entre las fuerzas políticas que habían disputado la primera magistratura y no había cuestionamientos a la legitimidad del jefe del Estado.

Había, claro, desigualdad y pobreza, pero la economía estaba de nuevo en marcha, se había recuperado de los efectos de la crisis de 1995.

La estabilidad económica era una realidad por primera vez en 25 años. La economía crecía casi al siete por ciento "casi el doble de las demandas de empleo generadas por el crecimiento poblacional.

Ya entonces tenían casi ocho años aplicándose los programas sociales cuya finalidad era combatir la desigualdad y pobreza. Esos programas sociales, para 2000, según lo reconoció un estudio del Banco Mundial, empezaban a incidir en los niveles de pobreza y empezaban a reducirla.

Lamentablemente, ya es casi un lugar común mostrar cómo se dilapidó el foxismo lo que recibió.

Dentro de 18 días el presidente Vicente Fox entregará el gobierno. Entrega a un país políticamente dividido, inmerso en peligrosas confrontaciones entre las fuerzas políticas.

Un país en el que desde Los Pinos se alentó el encono y se fomentó la intolerancia del adversario.

Entrega un país con una economía estancada, una economía en la cual el objetivo único ha sido la estabilidad económica, aunque ello haya significado no crecer, y, por ende, no generar los empleos que los mexicanos necesitan. Por eso aumentó la migración, una migración que en lugar de avergonzarnos, para muchos es motivo de congratulación por las cuantiosas remesas de dólares que envían a las comunidades mexicanas.

Un mando político inepto, más preocupado por mantenerse con una alta calificación en las encuestas, que en ensuciarse las manos con esas decisiones frecuentemente desagradables, pero necesarias, que implica el ejercicio del poder.

La lógica consecuencia ha sido que el presidente Fox le entregará a su sucesor Felipe Calderón una nación políticamente dividida, con enconos torpemente cultivados hasta el último día del sexenio y con el reto de poner en marcha una economía casi estancada durante el sexenio, estancamiento que ha contribuido a agravar la desigualdad.

Pero quizá ha llegado la hora de pensar en el futuro, porque como dijo Albert Einstein, no hay que pensar demasiado en el futuro, siempre llega demasiado pronto.

Y el futuro del país está muy cerca, a 18 días.

16 de noviembre del 2006

Prácticamente todos los Diputados federales de oposición excepto aquellos que representan al Partido Acción Nacional (PRD, PRI, Convergencia, PVEM, PT y Nueva Alianza) tomaron la Tribuna del Congreso en protesta por el aumento de la leche LICONSA usada para su consumo diario por más de 5 millones 800 mil personas marginadas, un aumento de 3.50 pesos el litro a 4.50 pesos el litro, ¡un aumento del 28.6 por ciento!, impactando duramente la alimentación de las clases más necesitadas del país. Sólo el PAN, traicionando sus propósitos fundacionales, se opuso en masa a que se discutieran puntos de acuerdo para cancelar estos aumentos despiadados a un producto de primera necesidad. Es importante señalar que el programa social de leche LICONSA para auxiliar en su alimentación a las clases más desprotegidas de México no fué algo que haya empezado por iniciativa del gobierno federal panista, de hecho fue algo que comenzó hace casi medio siglo.

Este duro golpe es especialmente cruel porque fue retrasado deliberadamente por la administración federal panista hasta después de que se hubieran llevado a cabo las elecciones presidenciales del 2006, y faltándole tan solo dos semanas a Vicente Fox para entregar el poder a su también derechista sucesor quien llega al poder habiendo hecho promesas tan luminosas como las que hiciera su predecesor. Si el aumento se hubiera llevado a cabo antes de las elecciones presidenciales, seguramente muchos mexicanos que votaron por Felipe Calderón -asustados por la intensa propaganda mediática advirtiéndoles que un triunfo del candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador sería un peligro para México porque sólo traería carestía e inflación entre otras tantas calamidades- habrían votado por López Obrador, dándole a éste último el margen necesario para obtener un triunfo indiscutible sobre Felipe Calderón.

El grave aumento a la leche no llega solo. De hecho, llega aparejado con un aumento al precio de las gasolinas que se anticipa detonará una cascada de aumentos con una nueva ronda de inflación, y eventualmente el espectro de una posible nueva devaluación del peso. O sea, todas las calamidades de las cuales se había advertido que traería López Obrador consigo en caso de ganar la Presidencia. A estas alturas, muchos comerciantes, sobre todo los pequeños y medianos empresarios, empiezan a caer en la cuenta de que fueron engañados por la propaganda de la derecha y la ultraderecha. Pero ya es demasiado tarde para dar marcha atrás. No hay ya correctivo posible. Ni lo habrá, por los próximos seis años, por lo menos.


17 de noviembre del 2006

De nueva cuenta, se anuncia que el Palacio Legislativo en San Lázaro será "tomado" por fuerzas del orden federal, empezando con la presencia masiva del Estado Mayor Presidencial, para garantizarle a Felipe Calderón una transferencia cómoda de los poderes presidenciales. Este asalto militar a la sede del Congreso de la Unión carece de precedentes en la historia contemporánea de México, y la ocupación del recinto legislativo por tropas armadas se antoja como un escenario kafkiano cuando Vicente Fox continúa alabando los "logros" de su administración afirmando que el país está en completa calma y tranquilidad. Las enormes molestias causadas a los capitalinos así como sus quejas amargas cuando aún falta medio mes para que Felipe Calderón acuda a recibir los poderes presidenciales no tendrán respuesta alguna en los oídos sordos del gobierno federal panista. Y en esta ocasión, a diferencia de los constantes y costosos anuncios televisivos en contra de los simpatizantes de López Obrador exigiéndoles ¡Levanten el bloqueo! cuando tenían bloqueada la Avenida Reforma, no habrá anuncio alguno a través de los grandes consorcios televisivos y radiofónicos demandándole al gobierno de la derecha levantar el estado de sitio bajo el cual ha sido colocado el palacio legislativo en San Lázaro, porque en la doble moral, en el discurso de la hipocresía, todo lo que hagan los de la izquierda es reprobable y está mal hecho, mientras que si los de la derecha y los de la ultraderecha hacen lo mismo o inclusive mil veces peor, entonces está plenamente justificado.

El estado de sitio montado por el Estado Mayor Presidencial -calificado en otros tiempos por los panistas tradicionales de antaño como "un ejército de soldados de traje y corbata" y "un batallón de guaruras de lujo"- ocurrió aunque en menor grado en dos ocasiones anteriores de triste memoria: la primera cuando el sanguinario militar golpista Victoriano Huerta mandó matar a Belisario Domínguez, Senador de la República, por habérsele opuesto a sus intenciones de convertirse en una nueva edición de Don Porfirio Díaz, y la segunda cuando ocurrió la matanza estudiantil en Tlatelolco en 1968.


19 de noviembre del 2006

Es la víspera del aniversario conmemorativo de la Revolución Mexicana, esa lucha emprendida para derrocar del poder a un tirano que estuvo ejerciendo sus caprichos de manera omnímoda por espacio de treinta años. Es la víspera del día en el cual debería celebrarse el desfile que fue cancelado por Vicente Fox. Y que de cualquier modo será celebrado, pese a los caprichos del hombre en el poder. Una columna de opinión elaborada por el conocido analista Alvaro Cepeda Neri bajo el título "Contrarrevolución: El vómito de la derecha" para la revista Siempre! resume bien el sentir de millones de mexicanos:

La derechización, desde el poder presidencial y sus aliados en la Suprema Corte, más el poder de la oligarquía, está siendo impulsada para abrirle paso a la contrarrevolución que avanzó con Fox y continuará con Calde-rón.

El desfile oficial, que tradicionalmente organiza la administración federal, ha sido cancelado por Fox, en otro de sus abusos autoritarios del poder presidencial y como le tiene, no miedo, sino pánico al pueblo, decidió privatizar la celebración de la Revolución Mexicana que, sobre todo con Villa y Zapata, a sangre y fuego, porque no hubo otra opción, liquidaron al antiguo régimen porfirista. Y que éste, con su liberalismo conservador, en 1910 era ya todo lo contrario del liberalismo democrático y republicano por lo que habían luchado, con Juan Alvarez y Benito Juárez, el pueblo y la Generación de la Revolución de Ayutla hasta la Restauración de la República.

Ha sido, el del 20 de Noviembre, un desfile deportivo, para recordar ese hecho que le imprimió un viraje histórico a la nación. Algo así como una fiesta popular, a la que concurren, por lo general, núcleos familiares del pueblo llano. En los dos mil 480 municipios, puntos de partida de la descentralización política y administrativa del federalismo, por modestos que sean, tienen lugar esos actos. Y a la mejor hasta ellos, ahora que priístas y panistas andan de la manita, también suspenden, para estar a tono con la contrarrevolución derechista.

Y es que la derechización, desde el poder presidencial y sus aliados en la Suprema Corte, más el poder de la oligarquía, está siendo impulsada para abrirle paso a la contrarrevolución que avanzó con Fox y continuará con Calde-rón, porque sus diferencias son de forma, no de contenido. Y de una vez intentar borrar lo que significa, popularmente, la Revolución de 1910, cuyas conquistas han sido desmanteladas desde el salinismo en nombre del disfraz de una modernización, que está implantando una contrarrevolución con los mismos fines del liberalismo conservador que combatió la Revolución.

Es el vómito de la derecha, de Fox a Calde-rón, por su repugnancia a la celebración de una fiesta popular, para recordar una Revolución histórica, que motivó la fundación del PAN; porque lo de combatir la corrupción fue un ideal de Gómez Morín que ya traicionaron, foxistas y panistas. Estos resultaron peor que sus adversarios, confesando sus delitos como si fueran pecados, para ser perdonados rezando padresnuestros.

Cancelar el desfile no significa borrar la fecha histórica de la Revolución Mexicana, ni confirma el triunfo de la Contrarrevolución.

Falta ya únicamente un día para que Andrés Manuel López Obrador rinda su toma de protesta para asumir la Presidencia de México fuera de los cauces "oficiales", en un acto desafiante en contra de los que muchos ven como la imposición de un hombre por la cual apenas votó la quinta parte del electorado mexicano, "legitimado" por todo un aparato de Estado y todo un aparato ultrafanático clandestino trabajando ambos a su favor desde mucho antes de que arrancara la contienda presidencial.


20 de noviembre del 2006

Este es un día histórico en varios aspectos.

El tradicional desfile militar conmemorativo de la Revolución Mexicana se lleva a cabo en la Ciudad de México sin que, por primera vez en la historia, sea el Presidente de México quien encabece el desfile. Después de todo, si Vicente Fox ya había repudiado la celebración del evento y ya había ordenado la cancelación del mismo porque así lo quiere el Señor Presidente, ¿con qué cara hubiera tenido el atrevimiento de presentarse para presidir el evento?. En este desfile en el que las críticas de rigor a Vicente Fox no podían faltar, participaron alrededor de cuatro mil deportistas, aunque fue notoria la ausencia de los contingentes del Ejército Nacional que habían estado presentes en otros tiempos, porque el Ejército Nacional está ahora firmemente en manos de la derecha a la cual tiene que obedecer en todo. A diferencia de otros años, en esta ocasión los medios televisivos, muy en especial TELEVISA, no dieron ninguna cobertura mediática al desfile, minimizándolo a nivel de breve noticia en los noticieros del mediodía y de la noche, como si se hubiese impuesto una veda informativa sobre el asunto. En la sección "Rayuela" del periódico LA JORNADA que saldrá a la luz el 21 de noviembre, el comentario del día refleja esto último de la manera siguiente:

Ayer, para saber lo que sucedía en el Zócalo, fue necesario ver una televisora gringa, la CNN. En esos momentos Televisa y Tv Azteca trataban de embrutecer a la audiencia con sus edificantes telenovelas.

¡Igual que como sucedía en los tiempos más duros de la censura priista!

El desfile del 20 de noviembre también se lleva a cabo como siempre en otros estados y ciudades de la República no gobernados aún por el Partido Acción Nacional, desechándose los caprichos del Señor Presidente de desaparecer completamente el evento y enviando dichos deseos presidencialistas al canasto de la basura.

La fecha del 20 de noviembre es una fecha que aparece muy específicamente en el Plan de San Luis, un documento político escrito y publicado en Texas por Francisco I. Madero y sus seguidores, el cual pedía muy específicamente al pueblo de México levantarse en armas en contra del tirano vitalicio Don Porfirio Díaz precisamente en esta fecha. Esto, sin embargo, no fue impedimento alguno para que Vicente Fox le rindiese homenaje en la residencia oficial de Los Pinos al mismo Francisco I. Madero, ante su busto, en una ceremonia "oficial" con acceso cerrado al pueblo de México, disimulando la ofensa hecha al héroe revolucionario al cancelar el desfile que conmemoraba precisamente dicha fecha. Y en este acto no vaciló en atacar a los "caudillos" de la Revolución, refiriéndose seguramente -sin nombrarlos- a íconos mexicanos de la Revolución como Emiliano Zapata y Francisco Villa, caudillos sin los cuales no hubiera sido posible la Revolución Mexicana festinada por la derecha en una ceremonia a puertas cerradas en Los Pinos en la que el acto principal fué, naturalmente, Vicente Fox, una ceremonia tan fría como la temperatura marcada por el termómetro. El que Vicente Fox se haya estado deshaciendo en elogios ante el busto del mártir de la democracia pese a haber querido borrar de golpe y plumazo el desfile que conmemoraba la fecha en la cual Francisco I. Madero llamó al pueblo a iniciar la Revolución no es algo que deba asombrarnos. Después de todo, ¿no se trasladó personalmente hasta Oaxaca el 21 de marzo del 2006 para ensalzar ampliamente al Licenciado Benito Juárez con motivo del bicentenario de su natalicio, pese a que uno de sus primeros actos de gobierno al ocupar la residencia oficial de Los Pinos fue sacar a Benito Juárez de Los Pinos ordenando la remoción del cuadro de Don Benito Juárez, el mismo cuadro que anteriormente había servido de fondo a los Presidentes que precedieron a Vicente Fox en dicho cargo?

Y en este día histórico, Andrés Manuel López Obrador, tomando el ejemplo legado por el notable panista no-Yunquista Manuel Clouthier, rinde su propia protesta como el verdadero Presidente de México:






instalando su propio gobierno encabezado por él, en abierto desafío al gobierno oficialista, anunciando sus primeras veinte acciones de gobierno:

1 Impulsar un proceso de renovación de las instituciones públicas y la elaboración de un nuevo marco constitucional.

2 Defender el derecho a la información y apertura de los medios de comunicación a todas las expresiones de la sociedad.

3 Atención al problema migratorio.

4 Vigilancia de ministerios públicos, jueces, magistrados y ministros de la Corte y denunciar cualquier injusticia.

5 Iniciativa de ley para elevar a rango constitucional el combate a al corrupción y la austeridad gubernamental.

6 Impedir reforma fiscal regresiva y auditar el SAT.

7 Presentará su proyecto de Presupuesto de Egresos 2007.

8 Presentará una iniciativa de Ley de Precios Competitivos.

9 Creará una "comisión de la verdad" sobre el caso Fobaproa así como los rescates carretero y azucarero.

10 Protegerá a los productores nacionales ante la apertura, en 2008, a la importación de maíz y fríjol, contemplada en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

11 Defensa del derecho constitucional a un salario justo.

12 Los integrantes del sector informal gozarán de programas de seguridad social.

13 Defensa de la autonomía sindical y la democratización de los sindicatos.

14 No privatización del sector energético.

15 Defensa de la educación pública, de la cultura y recursos naturales renovables.

16 Elevar a rango constitucional el "Estado de bienestar" para todos.

17 Consolidar los Acuerdos de San Andrés.

18 Garantizar educación pública y gratuita hasta la universidad.

19 Hacer valer el derecho a la salud de los mexicanos.

20 Buscar alternativas para el desarrollo de infraestructura básica en colonias y comunidades.

¡Y pensar que por un plan de gobierno como éste López Obrador fué calificado sin misericordia alguna a través de los grandes consorcios mediáticos como un peligro para México! Los incondicionales al nuevo y ultraderechizado Partido Acción Nacional no tardan en despotricar en contra de esta acción civil tomada por López Obrador, fingiendo haber olvidado que el 23 de febrero de 1989 el afamado panista Manuel Clouthier hizo exactamente lo mismo, acción que en aquél entonces los panistas llamaron una "innovación de su lucha política". Al atacar duramente los voceros de la derecha y la ultraderecha a López Obrador acusándolo de incurrir en actitudes ilegales con la instalación de un gobierno paralelo; seguramente se están mordiendo duramente sus lengüas por proferir estos ataques al estar instalando la misma ultraderecha mexicana un gobierno paralelo secreto operando al margen de la Ley bajo la férrea mano de la Organización Nacional del Yunque. Así pues, si hemos de hablar de actitides hipócritas, aquí tenemos ejemplos de sobra. Pero los comportamientos surrealistas no paran aquí. Aunque los vocingleros de la endurecida ultraderecha califican la "toma de protesta" de López Obrador como "carente de toda validez legal y oficial", ello no les impide señalar que al proclamarse López Obrador como Presidente de México entonces está impedido legalmente para lanzarse nuevamente en pos de la Presidencia en el 2012 en caso de que quiera hacer tal cosa, por eso de la "no-reelección".

A partir de este día, Andrés Manuel López Obrador se convierte en una sombra constante para Felipe Calderón, cuya legitimidad está fuertemente cuestionada no sólo por quienes no votaron por él sino por muchos que sospechan ya de las verdaderas razones que haya tenido Felipe Calderón para oponerse de manera tan terminante al recuento total de la votación que pedía el Partido de la Revolución Democrática como condición indispensable para reconocer el triunfo del candidato de la derecha y la ultraderecha.


21 de noviembre del 2006

Muy posiblemente por meras razones de estrategia propagandística, con el fin de "contrarrestar" el nombramiento que se ha dado López Obrador como el Presidente legítimo de México apenas el día anterior, Vicente Fox inaugura en Nayarit lo que es la obra más importante de su sexenio, la presa hidroeléctrica de "El Cajón". No es posible soslayar la importancia de esta obra ni se debe pasar por alto su importancia. Sin embargo, tan grande como ha sido este proyecto llevado a cabo por la Comisión Federal de Electricidad -empresa paraestatal que la extrema derecha siempre ha deseado que sea convertida en una empresa en manos de particulares pero sin lograr dicho objetivo en virtud de la enorme oposición que ha enfrentado de parte de sus adversarios a tales intenciones-, hay una obra que tal vez hubiera sido la más grande obra en todo el sexenio foxista: un nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México, el cual quedó arruinado en ciernes cuando el gobierno federal foxista quiso arrebatarles sus tierras a los habitantes de San Salvador Atenco dándoles migajas por terrenos que tras la construcción de la obra quedarían cotizados a precios mucho muy superiores que aquellas migajas que se querían repartir entre los mal indemnizados pobladores como premio de consolación, lo cual hace que el balance del sexenio foxista en materia de obras sea a fin de cuentas una mezcla de buenas y malas noticias.

Por su parte, Felipe Calderán, también para contrarrestar la atención que ha recibido la "toma de posesión" de Andrés Manuel López Obrador como Presidente legítimo de México el día anterior, adelantó por parte suya el anuncio de los primeros nombramientos en su gabinete, algo que Calderón se había esperado hacer hasta el último momento en marcado contraste con la lista de nombres que su opositor Andrés Manuel López Obrador ya había dado a conocer desde mucho tiempo atrás durante la campaña presidencial. Y es que se trata de gente que seguirá dando plena continuidad a la aplicación de las políticas neo-liberales implementadas por Carlos Salinas de Gortari, continuadas por Ernesto Zedillo, y mantenidas sin cambio alguno por "el Presidente del cambio" Vicente Fox, las mismas políticas que sólo han agravado enormemente la brecha entre pobres y ricos en un país cuyos habitantes deberían tener un nivel de vida de primer mundo por las vastas riquezas naturales con las que cuenta. Pero, al fin y al cabo, ¿realmente se podía esperar acaso que Felipe Calderón le diese la espalda a los poderosos intereses económicos a los cuales debió su cuestionable triunfo?

Al anunciarse los nombramientos, casi de inmediato, los grandes consorcios audiovisuales de comunicación "responden" a los nombramientos con un cúmulo enorme de alabanzas seguramente elaboradas de antemano (algo así como las pancartas que el viejo líder de la Confederación de Trabajadores de México Fidel Velázquez tenía listas a favor de cada uno de los posibles "pre-candidatos" presidenciales del PRI mientras esperaba cuál de ellos sería destapado por la mágica fórmula del gran "dedo elector" de la Presidencia de México, para usar la pancarta "buena" y tirar las otras de inmediato al momento de ser "destapado" el gran tapado). Sin embargo, pese a la enorme desinformación oficial que ya se palpa por doquier, surgen otras voces de alarma. Para estos nombramientos, por ejemplo, la revista Siempre! publicó para estas fechas los siguientes comentarios en su editorial principal bajo el título "Calderón pone más dinamita a la silla presidencial":

Los tiempos de Felipe Calderón no son los tiempos de Carlos Salinas de Gortari. El llamado Hombre de Dublín pudo -después de la caída del sistema y de ponerse en duda su triunfo en las urnas- dar un par de golpes políticos para legitimarse ante la sociedad.

Salinas pudo meter a la cárcel a Joaquín Hernández Galicia, La Quina, para controlar a un sindicato petrolero ensoberbecido, que se creía dueño del país, y sustituir, mediante amenazas, al profesor Carlos Jongitud Barrios del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación para impedir que utilizara a los maestros en contra de su gobierno.

Salinas pudo hacerlo porque había, todavía, condiciones para ello. Hoy, ninguno de esos elementos existen. Ni un país unipartidista, ni el presidencialismo omnímodo de entonces, ni los hombres conocedores del poder y tampoco el entramado que permitía al Ejecutivo tener el control de los mandos político-policíacos.

Felipe Calderón recibirá de Vicente Fox un país institucionalmente debilitado y desarticulado. Será no uno, sino el Presidente más débil de la historia reciente. Llegará a Los Pinos sin la legitimidad indispensable para un país en crisis, representando a menos de la mitad de los mexicanos; repudiado por un segmento igual al que votó por él y con otro porcentaje ciudadano que se debate entre la indiferencia, la incertidumbre, la desesperación y el hartazgo.

Peor aún, con la presencia de un Mesías que asegura ser el "presidente legítimo", dispuesto a perseguir, acosar y desestabilizar al gobierno calderonista, aunque tenga que romper el Estado constitucional.

Calderón no parece, sin embargo, estar consciente de su peligrosa fragilidad. Los nombres y los hombres que integrarán su gabinete económico son buenos para ir a un día de campo, a un pijama party, en tal caso para hacer pingües negocios, privatizaciones a ultranza, pero no para recomponer el Estado mexicano.

Son fieles representantes de ese neoliberalismo dogmático que ha llevado al país hasta donde está y que, lejos de provocar optimismo, garantizan más pobreza y desempleo, mayor iniquidad social, polarización y violencia.

Quien debe sentirse feliz por los nombramientos es Andrés Manuel López Obrador. Calderón parece estar dedicado a ponerle más pólvora a las armas del "presidente legítimo". Eduardo Sojo, futuro secretario de Economía -mejor conocido como "Magicuentas", porque ninguna de sus estadísticas macroeconómicas produjeron crecimiento- y Luis Téllez, próximo secretario de Comunicaciones y hombre obsesionado con el desmantelamiento del sector energético, jamás han dado muestras de tener un mínimo de sensibilidad social.

El nombramiento de su gabinete económico pudo haber sido un primer golpe de legitimación. Se esperaban señales de que su sexenio tendría una orientación eminentemente social, donde la modernización y el progreso pudiera convivir con la justicia. Felipe Calderón, el presidente más débil del México contemporáneo, ha perdido, por principio, la oportunidad y en lugar de fortalecerla, le ha puesto más dinamita a la silla presidencial.